Portarretrato.

Posted on 18 May, 2013

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Imagen tomada de: http://juani-miscosas.blogspot.com

Por: Zapatobsky

Por eso ahora, abuelo, vos, con esa sonrisa arrugadísima, con la picardía gastada, que me miras con dificultad, que te parece chistoso que se me haya caído la cámara y no sabes que me duele hasta el fondo porque vale sus lucas abuelo, te lo juro, por eso ahora me río contigo, por lo burletera que es la vida al fin y al cabo. Yo imaginé una foto lindísima, la estuve planeando, y ahora tengo una cámara vuelta nada. Pero qué importa ¿cierto? Creo que tienes razón. Es solo que quería una foto tuya, así, riéndote. Con esa actitud, con esa verraquera quel orgullo te ha dejado intacta a pesar de que llevas tanto tiempo en esta podrida cama con la joda esa que te acaba por pocos.

La verdad entré por la foto, quería verte así, entero viejo, por siempre. Yo sé que en el fondo sufres por mamá, por mí, por el Tingue. No sufras viejo. A la larga se goza, la vamos a pasar bien, como siempre. Nada pasa, fresco, cuando amanezca viene mamá con el café, el pan de achira  y las frutas, no pasa nada, sin agitarse viejo. Por qué no imaginas las viejas navidades, el ron hasta embrutecerse. Doña Martica, qué rica que estaba, ¿te acuerdas? Hubieras ensuciado mil veces el andén para verla barrer, te conozco. Fresco viejo, sin tristezas. Más bien contame otra vez la historia de cuando dejaste a tu hija en San Pablo, abandonada a su suerte mientras esperaba que llegaras de ese pueblito del norte. Sabes que me enloquecen esas historias. Por tristes, claro, visceral como diría el Tingue, porque de pronto sí, a sufrir fue que vinimos y nos encanta saber del dolor, achicopalarnos más, como si eso nos perdonara el jodido existir. Yo sé que a vos también te daba guayabo el asunto. Yo sé. Te ponías medio rabón cuando te decía que me la contarás otra vez, gritabas que me pusiera a hacer oficio. Ella te esperó con el caballo, leal, para que bajaran hasta el pueblo. Te demoraste demasiado, claro, los carros eran una novedad, y yo me desgarro el alma imaginando a mamá de siete años sola, de noche, en la orilla de un camino y cuidando de un caballo chandoso por miedo a que la fueras a regañar.

Mejor no, es cierto, mejor hablemos de lo bello, era eso lo que quería, distraerte un poco, tomarte una foto, unas cuantas, posar con vos. Dejemos de quejarnos tanto, seamos bravitos como los de antes ¿no abuelo? Hagámole parejito y no paremos que hay cosas lindas también en la vida. Cuántas veces alcanzará a reírse uno en la vida. Eso es rico ¿sí o no? La risa. Libera un poco. Muy bien papá, eso, ríase, cantémonos una, como antes. Pero no te muevas, fresco, tose tranquilo, sin agitarse, quieto, no es necesario que demuestres fuerza hombre, sabemos que está allí, deja de mirarme con esos ojos hundidos de perro hambriento, como si miraras más allá de mí. Aquí estoy. No te muevas papá, dame la mano, con fuerza, bravito, reíte otra vez, no dejes de apretarme, reíte, vení, por favor.